En un mundo cada vez más visual, el color tiene un papel fundamental en el éxito de cualquier producto, incluso en aquellos de la industria farmacéutica y nutracéutica. La importancia de su rol, puede verse en los siguientes factores:
Con esto en cuenta, no está de más afirmar que la elección del color para su producto debe obedecer a un análisis profundo, tanto de sus consumidores, como del mercado y la competencia. A continuación, un poco más de información sobre los colorantes disponibles para las cápsulas duras.
Debido a que las cápsulas son ingeridas por seres humanos, estas deben cumplir con los mismos requerimientos que cualquier otro producto alimenticio. En la mayoría de países, los colorantes y pigmentos aprobados para las cápsulas son los mismos que aquellos destinados al consumo humano.
Las cápsulas duras son, en esencia, una película de gelatina o HPMC con forma ovalada. La adición del color se hace cuando la materia prima está en estado líquido, por lo que se convierte en parte integral de la cápsula y no es un simple recubrimiento. Es por ello que, la mayoría de los colorantes empleados en fabricación de las cápsulas duras, son solubles en agua.
Los colorantes sintéticos hacen parte de alguna de las siguientes clases: Colorantes azoicos, indigoides, colorantes de quinoftalona, de triarilmetano o de xanteno. La mayoría se obtienen del óxido de hierro como el óxido de hierro negro, el óxido de hierro rojo o el óxido de hierro amarillo.
La popularidad de los colorantes sintéticos se debe a que posibilitan casi cualquier tonalidad de color sin cambios de un lote a otro y a que son fácilmente aplicables a la gelatina o al HPMC.
Las cápsulas duras de Farmacápsulas ofrecen una amplia variedad de colores, que van desde los estandarizados, hasta cualquier color de la guía Pantone. De esta manera, los clientes pueden elegir entre más de 80.000 combinaciones de color y hacer que su producto se destaque.
Gracias a las tendencias de sostenibilidad y a la búsqueda de productos con etiquetas limpias, los pigmentos o colorantes naturales han ganado popularidad recientemente, en especial en la industria nutracéutica. Esta característica hace que los productos sean aún más “naturales”.
Por esta razón, muchos fabricantes solo ofrecen sus cápsulas de origen vegetal, con pigmentos naturales para lograr así, que el producto encapsulado cumpla con otros requerimientos o certificados como libre de transgénicos o con etiqueta limpia.
Como su nombre lo sugiere, los pigmentos naturales están elaborados a partir de fuentes naturales como las plantas. Algunas fuentes populares son el diente de león, el carmín, la clorofila, el azafrán y el carbón mineral.
Además de ser no tóxicos, no cancerígenas y amigables con el medio ambiente, los pigmentos naturales también cuentan con un alto nivel nutricional.
Esto se debe a que al extraer el color de la respectiva fuente, se obtienen los mismos nutrientes presentes naturalmente en dichas plantas o algas.
Dicho esto, se deben tener algunas precauciones al hacer el cambio de cápsulas con colorantes sintéticos, a aquellas pigmentadas con colorantes naturales. En primer lugar porque estos últimos provienen de fuentes naturales, y por tanto el color resultante puede presentar variaciones de un lote a otro.
En segundo lugar, porque algunos tonos pueden decolorarse con la exposición prolongada a la luz o a los rayos UV; aunque esta situación se puede solucionar con la elección adecuada del empaque.
Por décadas, el dióxido de titanio, un compuesto inorgánico que combina el metal presente en el titanio junto con el oxígeno, se ha usado en la industria manufacturera global. Este compuesto genera un color blanco muy atractivo y al mezclarse con otros colorantes, genera acabados opacos de gran calidad.
Además de ser un gran agente de opacidad, el dióxido de titanio soporta bastante bien condiciones extremas de luz y calor, no interactúa con otros ingredientes y además puede absorber la luz UV. No obstante, estudios recientes cuestionan la seguridad de su consumo, al punto de que organismos internacionales como la Unión Europea, hayan vetado su uso en la fabricación de productos destinados al consumo humano (activo a partir de agosto del 2022).
A pesar de esta situación, otros organismos como la FDA de Estados Unidos, siguen considerando al dióxido de titanio como un compuesto seguro para el consumo humano, bajo la premisa de que los estudios se mostraron inconclusos.
Para satisfacer la demanda de todos los consumidores, en especial la de aquellos que buscan etiquetas limpias, se han creado opciones de color libres de dióxido de titanio. Farmacápsulas no es la excepción y gracias a ello, ahora cuenta con una amplia gama de opciones de color para cápsulas de gelatina y HPMC, libres de dicho compuesto.
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