Debido a los efectos logísticos de la pandemia, un gran número de empresas de industrias como la farmacéutica, empezaron a buscar nuevos destinos manufactureros, con cercanía geográfica y con ventajas comerciales similares a las ofrecidas por los países asiáticos.
Es así como el mundo pone los ojos en México, quien no solo disfruta de tener a la economía más grande como vecina, sino que también goza de otras ventajas como el tratado comercial regional (T-MEC) con los países norteamericanos, al igual que una grande y competitiva mano de obra.
Pero el atractivo mexicano no resultó evidente únicamente para los países occidentales. También lo fue para los más grandes productores de medicamentos e ingredientes activos del mundo: China a India. Es así como, en cuestión de 3 años, el campo de batalla comercial entre oriente y occidente se instaló en suelo mexicano.
La industria farmacéutica mexicana alcanzó un valor de USD21.480 millones en 2020, lo que la convirtió en la segunda industria farmacéutica más fuerte de América Latina después de Brasil.
México también es un importante productor de medicamentos como antibióticos, antiinflamatorios y tratamientos contra el cáncer, entre otros, por lo que se estima podría superar los USD13.000 millones de dólares en ventas farmacéuticas para el 2028.
Adicional, el país presenta una serie de características que lo hacen atractivo para el comercio y la manufactura:
Con todas estas ventajas, resultó más que lógica la estrategia de algunas empresas norteamericanas y europeas de trasladar algunas de sus operaciones manufactureras al país azteca, en un afán de eliminar la dependencia de insumos, principios activos y maquila, de China e India.
Pero estos últimos países no iban a quedarse con los brazos cruzados y, al ver que grandes farmacéuticas, apoyadas por gobiernos occidentales, retomaron la manufactura o buscaron proveedores alternos en Latinoamérica; también decidieron explorar opciones en países de dicha región.
India ya venía invirtiendo en varios países latinoamericanos en años recientes, alcanzando un monto de 12.000 millones de dólares en toda la región, en sectores como la manufactura de farmacéuticos, agroquímicos, automóviles, motocicletas, autopartes, entre otros.
No obstante, a raíz de la pandemia y a las restricciones comerciales y logísticas que esta dejó, el gobierno indio también quiso diversificar su portafolio de clientes, con el incremento de negocios bilaterales con países tan distantes como Brasil, Chile y por supuesto, México.
China en su afán de seguir captando el mercado estadounidense, a pesar de las sanciones y de los temas políticos entre ambas naciones, se ha dedicado a invertir en empresas latinoamericanas y en hacer compras/fusiones que le permitan mantener su comercialización con Estados Unidos.
Es así como México también se convierte en el destino más atractivo para el país asiático, cuyo epicentro comercial se erige en Nuevo León. Tan solo en ese estado, 28 empresas chinas han invertido miles de millones de dólares en fábricas locales o en el desarrollo de nuevas fábricas, para abastecer el mercado estadounidense.
De esta forma se va moldeando el panorama comercial entre oriente y occidente, con México como actor principal.
El boom manufacturero que está teniendo México demuestra la capacidad productiva y competitiva que tiene este país. Pero lejos de ser el único destino comercial de la región, se establece como el primero en el que las grandes empresas se están fijando.
Gracias a la gran riqueza de recursos, a la cercanía con el mercado norteamericano y a la mano de obra competitiva, toda Latinoamérica se convierte en un potencial aliado comercial de múltiples industrias.
Farmacápsulas cuenta con plantas de producción en Colombia, desde donde produce y distribuye cápsulas duras vacías y medicamentos orales a todo el mundo, desde hace más de 30 años.
Es momento de replantear su estrategia comercial y contar con un proveedor en su misma región, que esté preparado para los retos comerciales del futuro y que garantice el suministro.